viernes, 29 de julio de 2011

Cliff 2º



El viento del vagón del metro voló su pelo grasiento, el bullicio del gentío era incesante; todos atrapados en sus vidas desastrosas sin poder parar como un tren que descarrila y patina sin frenos arañando el asfalto y haciendo saltar chispas.

Camino, tambaleándome a causa de la enfermedad, respira fuerte por la boca.  Siempre tengo la sensación de que no me llega suficiente aire a mis pulmones alquitranados y podridos de años de adicción a la nicotina.

La gente no le mira, no se fijan en mi. Y si lo hacen ven a un pobre desgraciado.

-Ilusos, farfullo. ¿De qué os sirve vuestras vidas?

Camino restregando las manos sudorosas por los azulejos blancos plagados de publicidad consumista con gente sonriendo feliz en su mundo de anuncios haciendo, un sarcástico contraste con el desgraciado que pide asiendo una sucia gorra de publicidad.

-Suena el teléfono, de nuevo me llaman, debo responder.

Descuelgas el auricular de la cabina cubierta de polvo por el desuso y escuchas el latir del teléfono con una voz familiar que te recibe de manera habitual.
(Maldición, como odiaba ese momento)
-Sí, todo bien.
(Iba como la mierda)
-Genial, eso que oigo es perfecto
(¿Por qué no callas y me dejas en paz de una vez?)
-No te preocupes lo conseguiré a tiempo.

Escuchas el estertor de la linea con un largo pitido, como cuando las pulsaciones huyen del paciente moribundo en la sala de operaciones y el cirujano aleja el afilado bisturí del cuerpo que se enfría lentamente.

El murmullo de la gente se evade, te apartas, estás lejos eres un maestro ZEN, nada puede tocarte.

Te odias, aunque ya (casi) nada puede dañarte, te odias. Antes no eras así, mírate antes eras incluso un tipo agradable, sí, de esos que saludaban y te decían adiós. De esos que las vecinas se sorprenden cuando apareces a primera plana y en el adelanto del informativo y dicen que has matado a un bastardo.

-Era un joven (¿joven?) muy formalito, siempre llegaba temprano a casa y eso ya hoy día no es normal (¿normal?)

Si mataste a ese bastardo es porque lo merecía...  además apretar un gatillo no es tan difícil solo debes mover el dedo hacia atrás. haciendo uso de las magníficas falanges que Dios te ha dado... aunque quizás el peso real de un arma la primera vez entre tus manos impresione.

¿Sabías que con una simple lata consigues un silenciador casero?, aunque no creas que sirve de demasiado tapar el cañón del arma:

Una pistola promedio  hace un ruido de unos 140 a 160 decibelios, tal es el estruendo que demasiado cerca del oído puede provocar incluso daño irreversible al ser humano. El silenciador tan solo baja a unos 130 decibelios el ruido, es decir: equivalente a un maldito martillo neumático a las 9:00 de la mañana rompiéndote el perezoso despertar del sábado y haciéndote blasfemar contra toda criatura de nuestro Señor.

Pero no, antes las cosas no eran así. Antes era un tío agradable, os lo juro, pero desde que empecé a recibir las llamadas ya no podía ser normal,  debía echar a correr, y por más que lo hiciese siempre me encontraban

Yo antes era un tío normal, agradable de esos que siempre saludaban, os lo juro.

Creedme...


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Image source: http://chrislukehowell.deviantart.com/art/subway-56736198?q=boost%3Apopular%20Subway&qo=45

1º Parte:http://hacerpensarsentir.blogspot.com/2011/07/clift-i.html
3ª Parte: http://hacerpensarsentir.blogspot.com/2011/07/cliff-3.html

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