martes, 1 de noviembre de 2011

Plumas calcinadas



Él sentía que su pecho ardía, que sus lágrimas eran puro ácido y todo eran cicatrices de un tiempo tan frío que quemaba, de un momento perdido de puntos de sutura mal dados y una herida mal tratada.

¿Qué haces cuando todos los ángeles que tienes son musas? Inalcanzables mariposas de luz que surcan el cielo mientras tu te condenas a perseguir sus sombras, como aquel que se ahoga en el lago por perseguir el reflejo la luna, alma descarriada, desafía a un poder superior para ganar un halo. El anhelo de destacar, de ser mejor y de poder agarrarte a algo cuando el invierno llega, pero tanto correr con una herida abierta, como un cristal que atraviesa el alma, que raja poco a poco las entrañas mientras te traspasa el pecho.

Y corres, corres tras las sombras, tras las plumas.

Huyes del dolor, cuando tú eres la fuente. naciste marcado y naciste en llanto.

¿No es justo que te persigan entonces esas emociones?

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